La introducción del diagrama como recurso proyectual en la arquitectura contemporánea ha configurado un marco metodológico que desborda tanto el campo de la representación gráfica como la fijación de modelos tipológicos convencionales. En MOVE (1998), Ben van Berkel y Caroline Bos formulan una noción del diagrama no limitada a su carácter informativo, sino concebida como una “máquina abstracta” capaz de generar organización, multiplicidad semántica y procesos de transformación arquitectónica. Desde esta perspectiva, el diagrama se instituye como un dispositivo operativo y proliferativo, apto para articular datos complejos y propiciar la emergencia de nuevas relaciones espaciales, conceptuales y técnicas. Este criterio desplaza al diagrama desde la condición de instrumento auxiliar hacia la de núcleo metodológico, integrándolo en una lógica proyectual orientada a la experimentación y a la apertura de posibilidades formales. Tiempo, acción y contexto se reconocen como variables constitutivas del proceso creativo, lo que permite cuestionar la rigidez tipológica y promover una práctica arquitectónica centrada en la innovación organizativa y conceptual.
Diagramas, Ben van Berkel y Caroline Bos
La técnica diagramática proporciona un punto de apoyo en las rápidas corrientes de información mediada. La falta de sentido que generan la repetición y la mediación se supera con los diagramas, que crean nuevos significados y alejan la arquitectura de la fijación tipológica.
¿Qué es un diagrama? En general, los diagramas se conocen y entienden mejor como herramientas visuales que se utilizan para comprender información. Un diagrama especializado, como una tabla estadística o una imagen esquemática, puede contener en unas pocas líneas tanta información como la que ocuparía en páginas escritas. En arquitectura, los diagramas se han introducido en los últimos años como parte de una técnica que promueve un enfoque proliferativo, generativo e instrumentalizador del diseño. La esencia de la técnica diagramática consiste en introducir en una obra cualidades tácitas, desconectadas de un ideal o una ideología: cualidades aleatorias, intuitivas, subjetivas y no sujetas a una lógica lineal, que pueden ser físicas, estructurales, espaciales o técnicas.
El diagrama consta de tres etapas: selección, aplicación y operación, que permiten que la imaginación se extienda a temas ajenos a él y los atraiga hacia su interior, cambiándolos en el proceso.
Los diagramas están repletos de información a muchos niveles. Un diagrama es un conjunto de situaciones, técnicas, tácticas y funcionamientos solidificados. El plano de la prisión panóptica del siglo XVIII expresa una serie de circunstancias culturales y políticas que se acumulan en una manifestación distintiva de vigilancia. Transmite la organización espacial de una forma específica de poder y disciplina estatales. Incorpora varios niveles de significado y no puede reducirse a una única lectura: como todos los diagramas, el Panóptico es múltiple. Característicamente, cuando un diagrama genera nuevos significados, estos siguen estando directamente relacionados con su sustancia, con su manifestación tangible. Las lecturas críticas de interpretaciones anteriores no son diagramáticas. En términos muy sencillos, una imagen es un diagrama cuando es más potente que sus interpretaciones.

El diagrama no es un plano. No se trata del dibujo técnico de una construcción real, en el que se reconozcan todos sus detalles y tenga una escala adecuada. Ninguna situación puede traducirse directamente en una conceptualización adecuada y completamente correspondiente. Siempre habrá una brecha entre ambas. Del mismo modo, los conceptos nunca pueden aplicarse directamente a la arquitectura. Tiene que haber un mediador. El ingrediente mediador del diagrama no deriva de las estrategias que lo conforman, sino de su formato real, su configuración material. El diagrama no es una metáfora ni un paradigma, sino una «máquina abstracta» que es, a la vez, contenido y expresión. Esto es lo que distingue a los diagramas de los índices, los iconos y los símbolos. Los significados de los diagramas no son fijos. La máquina diagramática o abstracta no es representativa. No representa un objeto o una situación existentes, sino que es instrumental en la producción de otros nuevos. La tendencia prospectiva de la práctica diagramática es un ingrediente indispensable para comprender su funcionamiento.
¿Por qué utilizar diagramas? La práctica diagramática retrasa la intrusión implacable de los signos y permite que la arquitectura articule una alternativa a la técnica de diseño representacional. La técnica representacional implica que nos acercamos a la realidad desde una posición conceptual y, de este modo, establecemos la relación entre la idea y la forma, el contenido y la estructura. Cuando la forma y el contenido se superponen de esta manera, surge un tipo. Ese es el problema de una arquitectura basada en un concepto representacional: no puede escapar de las tipologías existentes. Al no partir de signos, una técnica instrumentalizadora como el diagrama retrasa la fijación tipológica. En lugar de superponer conceptos externos a la arquitectura, se introducen. Se desarrollan ejemplos específicos de interpretación, utilización, percepción, construcción, etc., que dan lugar a aplicaciones en varios niveles de abstracción.
Entonces, ¿cómo se elige y se aplica el diagrama? La función del diagrama es retrasar la tipología y avanzar en el diseño al introducir conceptos externos de forma específica, como figura y no como imagen o signo. Pero, ¿cómo seleccionamos, insertamos e interpretamos los diagramas? La selección y aplicación de un diagrama implica la inserción de un elemento que contiene información densa en la que nuestros pensamientos pueden apoyarse, algo sugerente que nos aleje de los tópicos. Aunque el diagrama no se selecciona sobre la base de información representativa específica, no se trata de una imagen aleatoria. La elección del diagrama viene impulsada por preguntas específicas relacionadas con el proyecto en cuestión: su ubicación, programa y construcción.
Para nosotros, el uso de un diagrama resulta interesante desde el momento en que empieza a relacionarse específicamente con los efectos organizativos. En nuestra colección de diagramas hay diagramas de flujo, notaciones musicales, dibujos esquemáticos de edificios industriales, diagramas de interruptores eléctricos, etc. Todos ellos son mapas de mundos aún por construir, aunque solo sea como detalle. Para sugerir una posible organización virtual, hemos utilizado ideogramas, diagramas de líneas, diagramas de imágenes y, por último, diagramas operativos, que se encuentran en manuales técnicos, reproducciones de pinturas o imágenes aleatorias que hemos recopilado. Estos diagramas son esencialmente infraestructurales y siempre pueden leerse como mapas de movimientos, independientemente de su origen. Se utilizan como proliferadores en un proceso de desarrollo.
¿Cómo se activan los diagramas? La máquina abstracta del diagrama debe activarse. Hay que ponerla en marcha para que comience el proceso transformador, pero ¿dónde se origina este movimiento?, ¿cómo se activa la máquina?, ¿cuál es exactamente el principio que efectúa el cambio y la transformación? Además, ¿cómo podemos aislar este principio y dotarlo de las dimensiones necesarias para comprenderlo y utilizarlo a voluntad? La inserción del diagrama en la obra apunta, en última instancia, al papel que desempeñan el tiempo y la acción en el proceso de diseño. La interacción entre el tiempo y la acción hace posible la transformación, como en las novelas, donde largas líneas narrativas se entrelazan alrededor de agujeros negros dentro de la historia. Si no hubiera agujeros negros en los que cayera el protagonista, el paisaje de la narración sería un plano liso y atemporal, en el que el héroe, cuyo carácter y aventuras están definidos por dicho paisaje, no podría evolucionar. La historia es una combinación intrínseca de personaje, lugar, acontecimiento y duración. El paisaje, los agujeros negros y el personaje se convierten en uno solo. Juntos activan la máquina abstracta. En arquitectura ocurre algo similar: el proyecto se pone en marcha. Antes de que el trabajo se desvíe hacia la tipología, se encuentra un diagrama rico en significado, lleno de movimiento potencial y cargado de estructura que conecta con algún aspecto importante del proyecto. Las propiedades específicas de este diagrama arrojan una nueva luz sobre el trabajo. Como resultado, el trabajo se vuelve inestable y se desencadenan nuevas direcciones y significados. El diagrama funciona como un agujero negro que cambia radicalmente el curso del proyecto, transformando y liberando la arquitectura.
©Ben van Berkel & Caroline Bos, MOVE, 1998

UNStudio y el diagrama como herramienta metodológica
Fundado en Ámsterdam en 1988 por Ben van Berkel y Caroline Bos, UNStudio se ha consolidado como uno de los estudios más influyentes de la arquitectura contemporánea por su capacidad de articular diseño arquitectónico, ingeniería, urbanismo y teoría en una práctica experimental de alcance interdisciplinario. Su aproximación proyectual configura un sistema de pensamiento orientado a explorar la complejidad programática, social y técnica del espacio contemporáneo.
En este marco, el diagrama adquiere una posición central como dispositivo metodológico. Se concibe como una “máquina abstracta” dotada de capacidad generativa, capaz de organizar y transformar la estructura del proyecto. Actúa como mediador entre la concepción conceptual y la materialización, estructurando datos, relaciones y configuraciones espaciales que permanecen abiertas a la reinterpretación.
Esta visión supone un cuestionamiento de la tipología arquitectónica tradicional y favorece una metodología iterativa, donde el diagrama se constituye como motor de exploración proyectual. La arquitectura resultante se caracteriza por la fluidez de sus secuencias espaciales, la integración continua entre circulación y estructura, y la flexibilidad para responder a contextos complejos y programas híbridos.
El Museo Mercedes-Benz en Stuttgart (2006) es un ejemplo de esta lógica proyectual: el edificio se desarrolla a partir de un sistema de bucles continuos que organiza la circulación en una espiral tridimensional, transformando el recorrido en una experiencia narrativa. De manera análoga, la Casa Möbius (1998) recurre a un diagrama topológico derivado de la cinta de Möbius para generar una continuidad espacial que difumina los límites entre interior y exterior. Ambos proyectos evidencian cómo el estudio utiliza diagramas no solo para estructurar el espacio, sino para introducir movimiento, temporalidad y nuevas relaciones entre forma y función.
El trabajo teórico de van Berkel y Bos, particularmente en MOVE (1998), situa el diagrama como instrumento generativo antes que representacional. Bajo esta concepción, el diagrama sintetiza información heterogénea, desde condicionantes urbanísticos hasta variables estructurales, y desencadena procesos proyectuales no lineales, promoviendo una arquitectura caracterizada por formas dinámicas, soluciones estructurales innovadoras y una atención precisa a la experiencia del usuario.
En la obra de UNStudio el diagrama se erige como núcleo metodológico. Este punto de vista ha permitido al estudio construir un lenguaje arquitectónico formal y procesual, que lo posiciona como referente en el panorama contemporáneo, expresando la vigencia del diagrama como herramienta proyectual frente a la creciente complejidad del diseño en el siglo XXI.
©tecnne
Foto de portada: UNStudio, Mercedes Benz Museum ©Eva Bloem
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