Zentrum Paul Klee, Renzo Piano
“Paul Klee no merece un museo, sino un paisaje. Cuando conocí el lugar lo miré como una escultura de tierra. Entonces debía trabajar en ella como un campesino”.
La reflexión de Renzo Piano respecto al Centro Paul Klee resulta exegética de la operación que ejecuta en el diseño del museo. El edificio fue instituido como homenaje al artista Suizo. Un ejercicio donde el arquitecto opera sobre la arquitectura con la misma sutileza que el pintor lo hacía sobre la pintura. Porque, al construir el edificio, parodia la abstracción a la manera de Paul Klee.
En este trabajo, Renzo Piano establece un monumento sutil, espontáneo y consistente. Reinterpreta la topografía del lugar, explorando los vividos matices de la naturaleza para incorporarlos al interior del museo. Crea una explosión de luz y color no exenta de poesía. De esta forma, el diseño pretende consumar una operación topográfica natural. Enormes vigas sinusoidales establecidas rítmicamente en paralelo construyen tres pequeñas colinas de acero1. De este modo, las dunas artificiales se mimetizan con las superficies onduladas del sitio.
En el relato formal de esta estratagema, ninguna viga es igual a la otra. Un ejercicio de manipulación dispone las vigas con distintos ángulos de inclinación. De ese modo, en cada una establece una altura diferente al centro del arco superior. En una maniobra sincrónica, el soterramiento de las ondulaciones inferiores permite reducir la altura. Esta operación le permite cubrir gran parte de la cubierta con la naturaleza. Así funda una composición donde la cubierta se convierte en un terraplén de trigo y amapolas. Piano propone en una misma gestión la vegetación como edificio. Este juego reduce el impacto de la arquitectura sobre la naturaleza sin dejar de manifestar la faena humana.
El ejercicio formal propuesto genera tres cuerpos decrecientes en tamaño. Estos se vinculan por medio de una calle peatonal que se abre paso entre las ondulaciones metálicas. En su recorrido, la calle va anexando sucesivamente espacios de estar, circulaciones verticales, pequeñas tiendas, una librería y una cafetería.
Cada ondulación responde a una función diferente. La primera es la de mayor superficie y el punto de acceso al edificio. Un vestíbulo articula la calle interna con las actividades previstas para este cuerpo: un auditorio para 400 personas y los talleres de arte para niños.
El volumen central aloja en su interior la colección permanente de Paul Klee, la mayor atracción del complejo. Sus muros están diseñados con paneles móviles. Esta característica permite emplazarlos de diferentes maneras, para establecer una amplia variedad de espacios expositivos. Una serie de salas anexas de menor tamaño son utilizadas para realizar exposiciones temporales. El menor de los tres volúmenes fue destinado a funciones administrativas y al funcionamiento de un centro de investigación.
El diseño hace visible la estructura de acero en el interior del edificio. Alterna cielorrasos de abedul, algunos de color natural con otros pintados de blanco. Parasoles en la fachada controlan el ingreso de luz natural, que se difunde en el interior de las salas reflejado en pantallas traslúcidas. De este modo se evita el efecto perjudicial de la luz sobre las pinturas. Una serie de ranuras en el solado permiten la circulación de aire y favorecen la correcta ventilación.
Piano procura esculpir la naturaleza revalidando la topografía. Esta pretensión monopoliza una complejidad taxativa que excede la voluntad de erigir un museo. Propone un signo que evoca las sutiles composiciones del artista homenajeado.
Museo Paul Klee – Zentrum Paul Klee, Renzo Piano
Notas:
1 “Además de sentirse un auténtico ciudadano del mundo -en la mejor tradición de los navegantes genoveses-, y además de su pasión por el mar y de su afición a los puros, la otra gran devoción de Renzo Piano es la ingeniería, o, para ser más explícitos, el espíritu científico de la ingeniería. Al igual que Norman Foster, Piano confiesa su admiración por Brunelleschi, quien supo convertir una solución propiamente técnica (la cubrición del gigantesco vano del crucero de la catedral de Florencia) en una auténtica obra maestra de la arquitectura. Asimismo, uno de sus edificios preferidos es el hoy desaparecido Crystal Palace de Londres, «un edificio inteligente», según Piano, que es todo un símbolo de la renovación formal y tecnológica que en el siglo XIX estuvo en manos de los ingenieros, con total incomprensión por parte de los arquitectos. Su colaboración con los ingenieros ha sido constante. Si se presentó con Rogers al concurso para el Pompidou fue en realidad porque la empresa de ingeniería Ove Arup & Partners les ofreció 300 libras por trabajar con ellos. En Ove Arup estaban Peter Rice y Tom Barker, especialistas en estructuras e instalaciones respectivamente, con quienes Piano no ha dejado de colaborar desde entonces. Etiquetado, para su pesar, como arquitecto high tech, Piano siempre se ha negado a aceptar tal calificativo como un rasgo estilístico. En realidad, su postura es más bien una combinación de disciplina científica y disciplina humana. Quiere usar la técnica más avanzada para configurar un ambiente más agradable para la vida. Pese a su aparente cualidad industrial, casi todos sus edificios son obras de artesanía, sólo que ahora la artesanía no se hace sólo con piedra y con ladrillo, sino con nuevos materiales que pueden hacer realidad soluciones constructivas que se inspiran en la naturaleza. Se ha dicho que su arquitectura produce una sensación hiotecnológica, pero él aclara que las suyas «no son formas de la naturaleza, sino formas naturales»; es el tema naturalista el que inspira la solución tecnológica. Ya no enseña ni escribe, y con una ingenuidad que puede parecer simplista afirma que «hacer arquitectura» es simplemente una cierta manera de «hacer cosas», y que la doble capacidad del hombre para pensar y hacer se concreta en su caso en «hacer mientras piensa». Todo ello, con las manos, aunque esas manos, aparte de modelar directamente la materia, manejen además el más sofisticado de los ordenadores. Este sencillo razonamiento parece una simple justificación de algo que se siente y no se puede explicar: la pasión de construir. Porque, para Renzo Piano, construir es, sencillamente, «el oficio más bello del mundo».” Jorge Sainz, “El oficio más bello del mundo, Renzo Piano y la pasión de construir” AV Monographs 119 (2006), 5
Renzo Piano Zentrum Paul Klee Memoria del proyecto
La compleja naturaleza de las formas y articulaciones del cuerpo de la obra del artista germano-suizo Paul Klee se refleja en la arquitectura del Zentrum. El museo forma parte de las colinas onduladas y se integra en el paisaje natural de la campiña de las afueras de Berna. Su cubierta curvada de largas vigas de acero soldadas una a una, alberga una de las colecciones monográficas más extensas del mundo.
El museo fue encargado por los herederos del artista y fue el fruto de la generosidad de su mecenas Maurice E. Müller. Construido para albergar más de 4.000 obras de arte de Paul Klee bajo un mismo techo, el Zentrum está situado en las afueras de Berna, una zona marcada a un lado por la curva de una autopista y al otro por el perfil lejano de los Alpes. Una de las inspiraciones para el diseño del proyecto fue la morfología de la región, su vasta extensión de colinas y campos cultivados.
La arquitectura del Zentrum fue concebida como una ola suave que contorneaba la tierra. Apenas visible desde la distancia, la curvatura de la estructura crea tres colinas artificiales que contienen el espacio expositivo, una sala de conciertos, un centro de conferencias y un centro de estudio, investigación y promoción de las obras de Klee, así como un museo interactivo para niños llamado Creaviva, que también organiza talleres sobre temas relacionados con el arte. Si los temas artísticos que abarca el museo reflejan el talento multidisciplinar del artista y profesor germano-suizo Klee, estrechamente vinculado a la música y la poesía, el diseño del edificio y la fisonomía de su espacio interpretan su pasión por la armonía de las formas y las proporciones de la naturaleza.
Desde un punto de vista topográfico, el proyecto Zentrum es una ampliación de la escala del terreno, de su espacio y de su silencio pacífico. La tranquilidad aquí no es sólo acústica, sino también visual, un objetivo fundamental de esta estructura.
Las tres “colinas” onduladas están conectadas por un sendero cubierto que discurre a lo largo de toda la fachada oeste. Debido a la compleja curvatura geométrica de cada pieza del techo ondulado que cubre la estructura, las vigas de acero se soldaron a mano individualmente. La compleja escultura resultante parece coser el paisaje y fluir a lo largo de los campos cultivados que lo rodean. La fachada de acero y cristal del edificio mira hacia el oeste y está equipada con dispositivos de sushading en textil, parcialmente fijos y parcialmente motorizados, que filtran la luz natural hacia el interior. Para que las acuarelas, lienzos y dibujos de Klee se conserven correctamente, necesitan una luminosidad de entre 50 y 100 lux, por lo que la luz artificial se filtra en ellos a través de pantallas blancas.
Dibujos: ©RPBW
Fotografias: © MySwitzerland.com
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