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Otra mirada sobre Wall House 2 de John Hejduk

John Hejduk, Wall House 2, tecnne ©Gea Schenk

La Wall House 2, diseñada por John Hejduk en 1973, es una exploración arquitectónica en torno al muro como elemento organizador del espacio, en diálogo con las ideas de Kant y la obra de Le Corbusier. Concebida originalmente para Connecticut, el proyecto permaneció sin construir hasta que, tras la muerte de Hejduk, fue materializado en Groningen, Países Bajos. El diseño se articula a partir de la fragmentación de volúmenes, asignando a cada uno una función específica y estableciendo una relación de tensión con el muro central, que actúa como frontera conceptual y física. Esta disposición desafía la fluidez espacial característica de la arquitectura moderna, proponiendo en su lugar una experiencia secuencial y diferenciada del recorrido. La paleta cromática, influenciada por la pintura de Ingres, emplea tonos que evocan la experimentación cromática de Le Corbusier, reforzando la dimensión pictórica del conjunto.

Wall House 2: el muro como elemento central en el diseño

En la Wall House 2, el muro constituye el eje organizador del diseño, manifestando las exploraciones formales de John Hejduk en torno a las geometrías primarias. Su función trasciende la simple delimitación espacial, incidiendo en la configuración del programa, la experiencia del usuario y el significado simbólico de la obra.

Desde el punto de vista organizativo, el muro opera simultáneamente como elemento articulador y separador. Su presencia segmenta el programa arquitectónico en espacios autónomos, donde cada volumen se distingue por su forma, color y función específica. En planta, establece una distinción entre las áreas principales, como el dormitorio, el comedor y la sala de estar, y los espacios de servicio, como las escaleras y los baños. Aunque los volúmenes parecen proyectarse en voladizo desde el muro, su estabilidad depende de una trama estructural independiente, lo que enfatiza el carácter simbólico del muro por encima de su rol estructural. Esta independencia formal se refuerza mediante elementos transparentes que lo separan visualmente de los volúmenes adyacentes.

En relación con la experiencia del usuario, el muro introduce una percepción fragmentada del espacio. Cada función se materializa en un volumen específico, exigiendo un desplazamiento constante entre los distintos ámbitos funcionales, lo que contrasta con la fluidez espacial característica del Movimiento Moderno. Además, la disposición vertical del programa, con el dormitorio en el primer nivel, el comedor en el segundo y la sala de estar en el tercero, refuerza esta fragmentación. El estudio, conectado de manera independiente mediante un corredor largo, acentúa la disociación programática impuesta por el muro.

En términos simbólicos, el muro, pese a su aparente solidez, se configura como un elemento de tensión dinámica. Su delgadez sugiere la fugacidad del tiempo, subrayando su condición metafórica más que estructural. La concepción de Hejduk sobre la arquitectura como una disciplina autónoma, influenciada por la filosofía kantiana, se refleja en la preeminencia del muro como dispositivo compositivo. La interacción entre un eje horizontal y uno vertical a través del muro enfatiza esta intención. Asimismo, la exposición de los volúmenes sin una envolvente continua evoca la idea de una arquitectura despojada de su «piel», revelando sus «órganos» de manera manifiesta, en consonancia con las teorías arquitectónicas de Hejduk.

Wall House 2: un desafío de los principios del movimiento moderno

La Wall House 2 contrasta con los principios del movimiento moderno en términos de organización espacial y experiencia del usuario, reflejando las intenciones y teorías arquitectónicas de John Hejduk. El movimiento moderno promovió la fluidez espacial mediante la interconexión de espacios interiores, la planta libre y la continuidad visual. En contraste, la Wall House 2 se estructura en torno a un muro central que fragmenta el programa en volúmenes autónomos. Esta disposición desafía la noción de flexibilidad y multifuncionalidad característica del modernismo, estableciendo una organización más cerrada y jerárquica.

Cada volumen de la vivienda adquiere una forma específica y responde a una función determinada, reforzando la separación entre espacios. Esta fragmentación se aleja del ideal moderno de integración funcional y estructural. Asimismo, el muro central, aunque visualmente dominante, no actúa como principal elemento de soporte, sino que adquiere una función simbólica de «tensión dinámica», en oposición a la honestidad estructural defendida por algunos arquitectos modernos.

La arquitectura moderna favorecía la interconexión visual y la contemplación estática del espacio. En la Wall House 2, la disposición de los volúmenes y la fragmentación del programa generan una experiencia dinámica, donde el usuario debe transitar constantemente entre espacios diferenciados. La organización vertical del programa y la conexión mediante un corredor contribuyen a esta secuencialidad, diferenciándose de la horizontalidad y permeabilidad de la planta libre moderna.

Intenciones y Teorías Arquitectónicas de Hejduk

La influencia de Immanuel Kant es evidente en la Wall House 2, donde la arquitectura se concibe como un «arte de las formas» que no responde exclusivamente a fines utilitarios. La centralidad del muro adquiere un significado que trasciende su función práctica, privilegiando la experiencia y el simbolismo sobre la eficiencia funcional moderna.

Hejduk reinterpreta la «piel» de la arquitectura en contraste con la visión de Le Corbusier. Al exponer los «órganos» de la vivienda de manera fragmentada, rechaza la idea de una forma exterior unificada que contenga un espacio fluido. Su exploración de formas primarias y la deformación del cubo se alejan de la geometría racionalista, introduciendo una dimensión conceptual y abstracta. Asimismo, el uso del color, aunque inspirado en Le Corbusier, refuerza la autonomía de cada volumen en lugar de buscar una homogeneidad espacial.

Comparación y contraste de las influencias de Immanuel Kant y Le Corbusier

El diseño de la Wall House 2 de John Hejduk está profundamente influenciado por las ideas del filósofo Immanuel Kant y del arquitecto Le Corbusier, aunque estas influencias se manifiestan de maneras distintas en la forma, la función y la estética de la vivienda.

Influencia de Immanuel Kant:

  • Forma: La influencia de Kant se evidencia en la concepción de la arquitectura como un «arte de las formas» que, si bien debe responder a una función, como manifestación artística no se rige por un propósito utilitario, sino por un «fin arbitrario y no natural». Esto se refleja en las experimentaciones de Hejduk con formas primarias y la deformación del cubo. El muro como elemento central de composición no es primordialmente estructural sino simbólico, sugiriendo una prioridad de la forma y el concepto sobre la mera utilidad. La aislamiento del programa en espacios autónomos también podría interpretarse bajo esta luz, donde la definición formal de cada espacio prevalece sobre una funcionalidad fluida.
  • Función: Desde la perspectiva de Kant, la función en la arquitectura no es el determinante principal de su valor artístico. En la Wall House 2, esto se manifiesta en una organización espacial que prioriza una «percepción dinámica» y obliga a un tránsito continuo entre espacios, en lugar de una fluidez espacial puramente funcional. El muro, al actuar como barrera que aísla el programa, subraya esta separación funcional en favor de la autonomía formal de cada parte.
  • Estética: La naturaleza simbólica del muro, representando una «tensión dinámica» y el «paso del tiempo efímero», se alinea con la visión kantiana de la arquitectura como un arte de las formas con un fin no necesariamente utilitario. La importancia del muro radica en su significado conceptual dentro de la obra.

Influencia de Le Corbusier:

  • Forma: La influencia de Le Corbusier es notable en el uso de formas primarias y la plasticidad de los volúmenes. La composición por elementos distintos, donde cada volumen adquiere una forma distintiva, es una referencia directa a su obra. La manera en que los cuerpos parecen sobresalir en voladizo del muro también evoca la plasticidad característica del trabajo de Le Corbusier.
  • Función: La asociación de cada función a un volumen específico puede verse como una manifestación de la claridad funcional promovida por Le Corbusier. La separación de las funciones principales y de servicio por el muro en planta también refleja una organización funcional deliberada, aunque con la particularidad de la autonomía espacial impuesta por el diseño de Hejduk.
  • Estética: La paleta de colores de la Wall House 2 muestra una clara referencia a Le Corbusier y su Maison La Roche-Jeanneret. Hejduk tomó como inspiración los colores utilizados por Ingres, pero los acercó al gris tras su experiencia con la mencionada obra de Le Corbusier.

Contraste: Mientras que Le Corbusier se enfocaba en la funcionalidad y la luz, la influencia de Kant lleva a Hejduk a explorar la autonomía de la forma y una experiencia espacial más fragmentada. En esencia, la influencia de Kant aporta una base teórica sobre la naturaleza del arte arquitectónico, mientras que Le Corbusier proporciona un lenguaje formal y estético que Hejduk reinterpreta.

La Función del Color en la Wall House 2

El uso del color en la Wall House 2 no se limita a una cuestión estética; constituye un recurso fundamental en la definición formal y en la experiencia espacial del proyecto. John Hejduk emplea una paleta cromática que remite a referencias artísticas específicas, particularmente a Jean Auguste Ingres y Le Corbusier, adaptándolas a su concepción arquitectónica.

Hejduk señala que la paleta de la Wall House 2 encuentra su origen en la pintura «Louise de Broglie, Comtesse d’Haussonville» (1845) de Ingres. Este vínculo sugiere una valoración por la sutileza cromática y por la manera en que el color modela la forma y el carácter en la pintura. Paralelamente, la influencia de Le Corbusier es evidente, especialmente en la Maison La Roche-Jeanneret. Inicialmente, Hejduk se inclinó por colores puros, influenciado por los neoplasticistas como Piet Mondrian; sin embargo, su estudio de la obra de Le Corbusier lo llevó a una paleta más matizada, con una mayor presencia de grises.

La Paleta de Colores y su Función en la Composición

La elección cromática en la Wall House 2 incluye rojo, azul, amarillo, verde y violeta, todos ellos atenuados en intensidad. Estos colores se asignan a volúmenes específicos, estableciendo una distinción funcional dentro del conjunto. En este contexto, el muro gris adquiere un papel clave: actúa como un elemento neutral que separa visualmente los volúmenes, reforzando su autonomía formal al estar intercalados por elementos transparentes.

El color desempeña un papel esencial en la percepción de los volúmenes de la Wall House 2. Cada uno se distingue no solo por su forma, sino también por su coloración, lo que acentúa su identidad dentro del conjunto. La separación entre techo y piso en los volúmenes superpuestos ya sugiere independencia formal, pero la diferenciación cromática intensifica esta autonomía, permitiendo que cada elemento se perciba como una entidad singular.

Impacto en la Experiencia Espacial

Más allá de la diferenciación volumétrica, el color influye en la percepción del espacio, generando una experiencia dinámica. La relación entre colores y funciones implica que el desplazamiento dentro de la vivienda conlleve una transformación en la atmósfera cromática, evitando una percepción estática del espacio.

La atenuación de los colores hacia una gama de grises establece un diálogo con los principios del movimiento moderno, pero a la vez introduce una variación que se aleja de su fluidez característica. La comparación con la obra de Le Corbusier sugiere que Hejduk despoja la arquitectura de una «piel» unificadora y expone deliberadamente sus elementos funcionales. En este sentido, el color actúa como un medio para hacer visibles estas partes, contribuyendo a la manifestación visual de sus principios arquitectónicos.

La Transformación por el cambio de ubicación de la Wall House 2

La reubicación de la Wall House 2 desde su concepción original en Connecticut hasta su construcción en Groningen implica una transformación significativa en la relación entre la obra y su contexto, lo que afecta su percepción y significado arquitectónico.

Diseñada en 1973 para un emplazamiento en Ridgefield, Connecticut, la Wall House 2 estaba concebida para un entorno natural extenso. En ese contexto, la obra habría establecido un contraste con el paisaje circundante, subrayando su autonomía formal a través de la pureza geométrica y una paleta cromática distintiva. La presencia de un muro como elemento central habría funcionado simultáneamente como límite y conector, delimitando un espacio habitable dentro de un paisaje abierto. Además, la organización espacial de la vivienda, caracterizada por una secuencia de volúmenes fragmentados y recorridos dinámicos, se habría relacionado con las vistas y la iluminación natural del entorno, reforzando el carácter efímero del muro como expresión simbólica del tiempo.

Sin embargo, la construcción definitiva de la Wall House 2 tuvo lugar en Groningen, Países Bajos, en un área apartada del centro urbano. La selección de este emplazamiento responde a la necesidad de preservar la tridimensionalidad de la obra, evitando la interferencia de un entorno urbano denso. Aunque este traslado asegura la integridad volumétrica y formal del proyecto, también introduce una nueva relación con el contexto paisajístico y cultural, lo que puede alterar su percepción original.

En este nuevo emplazamiento, la organización espacial interior y la dinámica experiencial de la vivienda se mantienen inalteradas. La fragmentación programática, la autonomía de los volúmenes y la relación de tensión con el muro central continúan operando como elementos clave en la configuración del espacio. Sin embargo, el significado específico del muro, concebido como un límite dentro de un paisaje abierto, podría haber adquirido nuevas resonancias en el contexto holandés, donde su relación con el entorno difiere de la prevista originalmente.

En términos de conservación de las intenciones de Hejduk, la ubicación en Groningen asegura la preservación de la estructura y la experiencia espacial interior, aspectos fundamentales de su propuesta arquitectónica. No obstante, la relación entre la vivienda y su entorno, tal como fue concebida en Connecticut, se ha visto inevitablemente modificada. Así, mientras que la percepción del diálogo entre la obra y el paisaje puede haberse transformado, los principios espaciales y simbólicos de la Wall House 2 permanecen reconocibles en su nuevo emplazamiento.

Conclusión

Diseñada en 1973 para Connecticut, la construcción de la Wall House 2 quedó interrumpida debido a retrasos que llevaron al abandono del proyecto por parte de su propietario original. Tras el fallecimiento de John Hejduk en 2001, un grupo empresarial decidió ejecutarla en Groningen, trasladándola a un nuevo contexto urbano sin alterar su configuración tridimensional. Su diseño se inscribe dentro de la investigación formal del arquitecto, en continuidad con obras previas como la One-Half House, la House 10 y, de manera directa, la Wall House 1.

La Wall House 2 trasciende la función habitacional al articular una exploración espacial, formal y simbólica. Su diseño, influenciado por la filosofía kantiana y el legado de Le Corbusier, se organiza en torno a la primacía del muro como elemento estructurante, la autonomía de sus volúmenes y la experiencia perceptiva que genera. La exposición de los elementos constructivos y el uso de una paleta cromática específica refuerzan su carácter teórico, consolidándola como un manifiesto arquitectónico construido. Su edificación póstuma en un emplazamiento distinto introduce una dimensión adicional en su interpretación y recepción crítica.

Lejos de adherirse a los principios del movimiento moderno, la Wall House 2 sustituye la fluidez espacial por la fragmentación, introduce una experiencia dinámica en lugar de una contemplación estática y otorga prioridad a la forma y al simbolismo sobre la funcionalidad utilitaria. La propuesta de Hejduk explora la autonomía de la forma y activa la percepción espacial, subvirtiendo la lógica organizativa moderna mediante un lenguaje arquitectónico que, si bien mantiene referencias formales al modernismo, las reinterpreta críticamente.

El color, lejos de cumplir un papel meramente decorativo, actúa como un componente fundamental en la estructuración del espacio y en la formulación del discurso arquitectónico. A través de su paleta cromática, el proyecto establece un equilibrio entre referencias artísticas y principios arquitectónicos, definiendo la identidad de los volúmenes, enriqueciendo la experiencia espacial y diferenciándose de las estrategias convencionales del movimiento moderno.

©MG

Fotografía de portada: John Hejduk, Wall House 2 ©Gea Schenk

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