En el panorama contemporáneo de la teoría arquitectónica, Mario Gandelsonas ocupa un lugar central en el estudio de las relaciones entre lenguaje, forma y significación en el entorno construido. Influenciado por el estructuralismo y la semiología, su obra teórica utiliza herramientas conceptuales de la lingüística para analizar las estructuras subyacentes que configuran la arquitectura como un sistema comunicativo y una práctica cultural cargada de ideología. Este artículo tiene como objetivo explorar los ejes fundamentales del pensamiento de Gandelsonas en torno a la lingüística arquitectónica, ofreciendo una perspectiva crítica y exhaustiva de sus aportes al campo disciplinario. Se abordará su visión sobre la interacción entre lingüística y ciencias sociales, así como su crítica a la aplicación acrítica de conceptos como la «estructura profunda». Asimismo, se analizará la distinción que establece entre ideología y teoría arquitectónica, el énfasis que pone en la dimensión sintáctica de la arquitectura y su innovadora noción de «intuición trabajada» como método epistemológico para la teoría arquitectónica. A través de este análisis, se trazará un mapa conceptual que revele la profundidad y complejidad del legado teórico de Gandelsonas, subrayando su contribución a la comprensión de la arquitectura en sus dimensiones lingüística, semiótica e ideológica.
La Lingüística Arquitectónica de Mario Gandelsonas: Un Análisis Crítico de la Forma, el Significado y la Ideología
Mario Gandelsonas plantea una relación esencial entre la lingüística y las ciencias sociales, considerando a la primera como un modelo metodológico y conceptual clave para analizar las estructuras subyacentes de las prácticas humanas. Desde su perspectiva, la lingüística, especialmente en sus enfoques estructuralista y semiológico, trasciende el estudio del lenguaje verbal y se configura como un paradigma analítico aplicable a fenómenos sociales y culturales, incluida la arquitectura.
Gandelsonas argumenta que las ciencias sociales pueden beneficiarse de los principios de la lingüística estructuralista, cuyo énfasis en las relaciones, sistemas y códigos proporciona un marco teórico robusto para examinar cómo se organizan y significan los fenómenos sociales. Influenciado por Ferdinand de Saussure y Roland Barthes, concibe las ciencias sociales como ámbitos en los que el análisis lingüístico permite descifrar sistemas de significación presentes en la cultura y la sociedad.
Esta perspectiva se refleja directamente en su análisis de la arquitectura, concebida no solo como una colección de objetos funcionales o estéticos, sino como un sistema de comunicación complejo que vehicula significados culturales, sociales e ideológicos. Para Gandelsonas, la arquitectura opera como un lenguaje espacial cuyos elementos constitutivos—como espacios, formas y materiales—establecen relaciones sintagmáticas y paradigmáticas que configuran una estructura profunda de significación.
A través de este enfoque, Gandelsonas busca descomponer la arquitectura en sus componentes fundamentales para interpretar sus significados dentro de un contexto social e histórico específico. De este modo, revela que las obras arquitectónicas no son meros artefactos aislados, sino textos culturales que deben ser analizados como sistemas de comunicación inmersos en dinámicas ideológicas y sociales.
Crítica a la Aplicación del Concepto de «Estructura Profunda» en la Arquitectura
Mario Gandelsonas cuestiona la aplicación acrítica del concepto de «estructura profunda» en la arquitectura, señalando los riesgos de un enfoque reduccionista al trasladar directamente esta noción desde la lingüística generativa de Noam Chomsky al ámbito arquitectónico. Aunque reconoce que el concepto de «estructura profunda» es útil en lingüística para explicar la competencia lingüística innata y la capacidad de generar infinitas oraciones a partir de reglas gramaticales finitas, advierte sobre las limitaciones de su aplicación en un campo que opera con sistemas semióticos de naturaleza diferente.
Para Gandelsonas, la arquitectura y el lenguaje verbal comparten su carácter de sistemas de signos, pero difieren significativamente en su estructura y funcionamiento. Mientras que el lenguaje verbal se caracteriza por su arbitrariedad, linealidad y productividad infinita, la arquitectura presenta relaciones semióticas menos arbitrarias, a menudo icónicas o simbólicas, y una organización espacial simultánea y no lineal. Además, la productividad arquitectónica se basa en la recombinación y transformación de tipologías preexistentes, más que en la generación de estructuras radicalmente nuevas en cada instancia.
Desde esta perspectiva, Gandelsonas critica la tendencia a buscar una gramática arquitectónica universal y abstracta mediante la aplicación mecánica del concepto de «estructura profunda». Considera que este enfoque conduce a un reduccionismo formalista que descontextualiza la arquitectura de sus prácticas sociales, culturales e históricas, reduciéndola a una simple combinatoria de formas. Sostiene que la arquitectura no solo configura espacios, sino que también articula funciones, usos, experiencias y significados sociales.
Asimismo, Gandelsonas enfatiza que el significado arquitectónico es inherentemente polisémico y contextual, dependiendo del contexto cultural, social e histórico en el que se inscribe, así como de la experiencia subjetiva de los usuarios. La búsqueda de una «estructura profunda» única y universal para el significado arquitectónico ignora esta pluralidad semántica, pues el sentido de la forma arquitectónica se construye en la interacción dinámica entre el espacio, el contexto y la interpretación de los sujetos.
De este modo, Gandelsonas propone una aproximación más contextual y crítica al estudio de la significación arquitectónica, reconociendo la complejidad del fenómeno arquitectónico y rechazando cualquier intento de simplificación estructuralista que desatienda su dimensión cultural e histórica.
Lingüística: Ideología Arquitectónica versus Teoría Arquitectónica
Mario Gandelsonas establece una distinción fundamental entre ideología arquitectónica y teoría arquitectónica, basada en su relación con el conocimiento objetivo, la crítica y la conciencia de sus propios presupuestos. Mientras que la teoría arquitectónica busca un análisis sistemático y crítico del fenómeno arquitectónico, la ideología arquitectónica se configura como un conjunto de creencias y valores sobre la arquitectura que, generalmente, permanecen implícitos, incuestionados y vinculados a intereses particulares.
La teoría arquitectónica se orienta hacia la objetividad en su análisis, proponiéndose describir, explicar e interpretar la arquitectura de manera sistemática y racional. Se caracteriza por su enfoque crítico y autocrítico, esforzándose por desnaturalizar las ideas y prácticas arquitectónicas y por explicitar los marcos teóricos y perspectivas desde los cuales se realiza el análisis. En contraste, la ideología arquitectónica se asocia a la subjetividad y la prescripción normativa, indicando cómo debe ser la arquitectura según creencias y preferencias no necesariamente fundamentadas de manera racional.
Gandelsonas argumenta que, mientras la teoría arquitectónica es consciente de sus propios presupuestos y los somete a examen crítico, la ideología arquitectónica opera de manera más inconsciente u oculta, naturalizando sus propias perspectivas y presentándolas como verdades evidentes e incuestionables. Este carácter dogmático impide la reflexión crítica sobre sus propios fundamentos, consolidando un discurso autorreferencial que no admite cuestionamientos.
Asimismo, la teoría arquitectónica reconoce la importancia del contexto histórico, social y cultural en la configuración del significado arquitectónico, abordando sus objetos de estudio desde una perspectiva contextualizada y analítica. La ideología arquitectónica, en cambio, tiende a particularismos y generalizaciones selectivas, extrapolando casos específicos sin considerar las diferencias y especificidades contextuales.
En definitiva, Gandelsonas establece una distinción clara: mientras que la teoría arquitectónica se constituye como un campo crítico y autorreflexivo en busca de objetividad y rigor analítico, la ideología arquitectónica permanece en el ámbito de las creencias normativas y dogmáticas, operando desde una perspectiva naturalizada que limita la crítica y el cuestionamiento.
Dimensión Semántica en la Arquitectura y su Importancia Histórica
Mario Gandelsonas plantea que la arquitectura posee una dimensión semántica fundamental, a través de la cual comunica significados que trascienden su función utilitaria o valor estético. Según Gandelsonas, la arquitectura no se limita a ser un conjunto de objetos construidos, sino que se configura como un sistema de signos que vehicula mensajes culturales, sociales e ideológicos. En este sentido, la arquitectura «habla» y comunica ideas, valores, identidades, relaciones de poder y visiones del mundo.
Gandelsonas analiza la arquitectura como un lenguaje espacial en el que los elementos arquitectónicos funcionan como significantes que remiten a significados culturales y sociales. Esta dimensión semántica no es un aspecto accesorio, sino constitutivo de su propia naturaleza, ya que la arquitectura, en tanto práctica social y cultural, siempre está cargada de significado. De este modo, plantea una visión de la arquitectura como un sistema de comunicación que organiza y articula significados en el espacio.
Desde esta perspectiva, resalta la importancia histórica de la dimensión semántica en la arquitectura, subrayando sus implicaciones para la historia y la teoría arquitectónica. En primer lugar, sostiene que reconocer la arquitectura como un sistema de comunicación obliga a reinterpretar su historia no solo como una sucesión de estilos, sino como una historia de los significados culturales e ideológicos que ha vehiculado. Esta reinterpretación permite cuestionar la supuesta neutralidad de categorías como la «funcionalidad» y la «estética», revelando sus implicaciones ideológicas y culturales.
Asimismo, argumenta que esta perspectiva amplía el campo de la crítica arquitectónica, que no puede limitarse al análisis formal o técnico, sino que debe abordar la dimensión semántica e ideológica de la arquitectura. Esto implica analizar cómo los significados arquitectónicos se construyen y negocian en contextos sociales e históricos específicos, y cómo estos significados reflejan y refuerzan relaciones de poder y sistemas de valores.
En última instancia, Gandelsonas propone comprender la arquitectura como una práctica social y cultural compleja, profundamente imbricada en las estructuras ideológicas y políticas de cada sociedad. La dimensión semántica, por tanto, no solo enriquece la interpretación arquitectónica, sino que también revela su papel en la construcción de discursos culturales e identidades sociales.



Dimensión Sintáctica y la Obra de Peter Eisenman
En la perspectiva de Mario Gandelsonas, la dimensión sintáctica ocupa un lugar central en la arquitectura al configurar el sistema de reglas y relaciones internas que rigen la organización y articulación de los elementos formales. Para Gandelsonas, la sintaxis arquitectónica no se reduce a la disposición funcional o compositiva, sino que constituye la estructura profunda de significación de la obra, generando un lenguaje formal autónomo con su propia lógica interna.
Esta concepción de la sintaxis encuentra una ejemplificación paradigmática en la obra de Peter Eisenman. En su búsqueda de una arquitectura autónoma, desvinculada de las convenciones funcionalistas y figurativas, Eisenman privilegia la exploración de las relaciones formales internas como motor generativo de sus proyectos. Según Gandelsonas, Eisenman emplea estrategias como el desplazamiento, la superposición, la rotación y la fragmentación para descomponer y recombinar elementos arquitectónicos primarios, generando sistemas formales complejos y abstractos. En estos sistemas, la lógica sintáctica interna prevalece sobre las consideraciones contextuales, funcionales o semánticas convencionales.
Gandelsonas sostiene que en la arquitectura de Eisenman la sintaxis opera como un conjunto de reglas generativas que definen las relaciones posibles entre los elementos formales, creando una gramática arquitectónica abstracta y autorreferencial. Esta gramática no busca representar el mundo exterior, sino construir un universo formal autónomo regido por leyes internas. La obra de Eisenman, así concebida, explora sistemáticamente las posibilidades sintácticas de la forma arquitectónica mediante combinaciones y permutaciones dentro de un sistema reglado que desafía la representación tradicional.
Dentro de esta estructura profunda, introduce los conceptos de «condiciones» y «cualidades». Las «condiciones» aluden a los principios generativos subyacentes que gobiernan la producción formal en los proyectos de Eisenman. Se manifiestan a un nivel latente y estructural, como las operaciones transformacionales o las matrices conceptuales que informan su trabajo. Por otro lado, las «cualidades» se refieren a los atributos formales resultantes de la aplicación de estas «condiciones», tales como la complejidad formal, la fragmentación espacial y la ambigüedad volumétrica. Estas cualidades perceptibles emergen como consecuencia directa de las operaciones sintácticas y configuran la experiencia espacial eisenmaniana.
Gandelsonas argumenta que Eisenman «estira los mecanismos retóricos existentes en la arquitectura occidental» al subvertir y desplazar las convenciones retóricas tradicionales. La retórica arquitectónica occidental se ha basado históricamente en la organización jerárquica, la claridad compositiva, la legibilidad funcional y la referencia a tipos establecidos. Eisenman desafía estas convenciones mediante la desjerarquización, la ambigüedad, la opacidad y la auto-referencialidad. Desmantela los mecanismos tradicionales de persuasión y comunicación, introduciendo disonancia, tensión y complejidad formal. Sus arquitecturas generan formas abstractas y ambiguas que resisten interpretaciones unívocas, y producen espacios laberínticos y desorientadores que desafían las experiencias espaciales convencionales.
Finalmente, sostiene que la obra de Eisenman ofrece un potencial significativo para contribuir a una teoría arquitectónica que trascienda la ideología. Este potencial radica en la insistencia de Eisenman en la autonomía de la forma arquitectónica. Al priorizar la lógica sintáctica interna sobre la representación de significados preexistentes, Eisenman desplaza el foco de la arquitectura hacia la generación de significados propios, intrínsecos al sistema formal. De este modo, su obra abre la posibilidad de una teoría arquitectónica que escape a las limitaciones impuestas por las ideologías arquitectónicas, proponiendo una arquitectura como sistema de significación autónomo y autorreferencial.
«Intuición Trabajada» versus Intuición y Universalidad Acríticas
Mario Gandelsonas introduce el concepto de «intuición trabajada» como un proceso intelectual complejo que articula la creatividad intuitiva con el rigor analítico. A diferencia de la intuición espontánea o instintiva, la «intuición trabajada» se caracteriza por una interacción dialéctica entre la intuición inicial y un análisis crítico y sistemático. Se configura como un movimiento pendular entre el impulso creativo y el trabajo analítico, transformando la intuición bruta en un conocimiento articulado y fundamentado.
Para Gandelsonas, este concepto es clave en una teoría de la arquitectura que aspire a superar la dicotomía entre especulación creativa y empirismo. La «intuición trabajada» permite articular originalidad e innovación con sistematicidad y rigor, integrando la potencia generativa de la intuición con la solidez del análisis racional. De este modo, se configura como una metodología que promueve la creatividad, garantiza la validez del conocimiento y facilita una articulación efectiva entre teoría y práctica arquitectónica.
La «intuición trabajada» fomenta la generación de ideas innovadoras al reconocer el valor inicial de la intuición, pero somete estas ideas a un análisis crítico que asegura su fundamentación teórica. Este enfoque evita que la teoría arquitectónica se convierta en una mera especulación sin base empírica o en una descripción empírica sin proyección creativa. Asimismo, al vincular la reflexión teórica con la experiencia práctica, Gandelsonas desafía la separación tradicional entre teoría y práctica, promoviendo una integración metodológica que enriquece tanto la conceptualización como la materialización arquitectónica.
Otro aporte fundamental de la «intuición trabajada» es su capacidad para cuestionar las ideologías arquitectónicas implícitas en las intuiciones iniciales. Al someter la intuición a un análisis crítico, se desnaturalizan las suposiciones ideológicas no reflexivas, permitiendo la construcción de un conocimiento arquitectónico más consciente y menos dogmático.
En contraste, critica las nociones acríticas de «intuición» y «universalidad» en la arquitectura, especialmente en tradiciones que idealizan la intuición como una facultad innata del arquitecto o buscan principios arquitectónicos «universales». Su crítica a la intuición no reflexiva se enfoca en su carácter subjetivo y potencialmente arbitrario, así como en su susceptibilidad a estar condicionada por ideologías implícitas. Para Gandelsonas, confiar exclusivamente en la intuición sin un análisis crítico puede llevar a juicios subjetivos no fundamentados y a la reproducción inconsciente de ideologías arquitectónicas naturalizadas.
En cuanto a la crítica a la «universalidad» arquitectónica, rechaza la búsqueda de principios ahistóricos y válidos en todas las épocas y culturas. Argumenta que la arquitectura está históricamente situada y culturalmente específica, y que los intentos de establecer principios universales suelen llevar a generalizaciones abusivas y descontextualizaciones. Este enfoque ignora la pluralidad cultural y temporal de la arquitectura, imponiendo categorías normativas que no consideran las diferencias históricas y sociales.
Gandelsonas también observa que la pretensión de universalidad suele estar vinculada a ciertas ideologías arquitectónicas, como el clasicismo o el funcionalismo, que han intentado imponer sus propios valores como válidos para toda la arquitectura. Ejemplos de ello son las aspiraciones universalistas de la arquitectura clásica o moderna, que presentaron sus principios formales y tipológicos como universales, ignorando su carácter histórico y culturalmente situado.
En resumen, Gandelsonas propone la «intuición trabajada» como un método epistemológico que integra creatividad y rigor analítico, evitando el subjetivismo de la intuición acrítica y superando las limitaciones de la universalidad ahistórica. Al hacerlo, ofrece una herramienta metodológica para una teoría de la arquitectura que reconoce la especificidad histórica y cultural de sus objetos de estudio, al tiempo que fomenta la innovación creativa y la reflexión crítica.
Conclusión
El análisis de las ideas de Mario Gandelsonas evidencia el potencial de la lingüística como herramienta para comprender la arquitectura más allá de su función utilitaria o estética, abordándola como un sistema de significación y una práctica cultural. Su enfoque, que integra el análisis estructuralista con una perspectiva crítica derivada de la teoría social, evita reduccionismos al aplicar modelos lingüísticos y subraya la necesidad de considerar la arquitectura en su dimensión semántica y sintáctica.
La diferenciación que establece entre ideología y teoría arquitectónica resalta la importancia de la objetividad, la autocrítica y la conciencia de los presupuestos epistemológicos en el discurso disciplinar. Asimismo, su noción de «intuición trabajada» ofrece un método para articular creatividad y análisis en la producción del conocimiento arquitectónico.
Si bien su énfasis en la autonomía de la forma y la sintaxis plantea interrogantes sobre la dimensión social y contextual de la arquitectura, su principal aporte radica en haber desarrollado un marco teórico que concibe la arquitectura como un lenguaje complejo, cargado de significado e inserto en las dinámicas culturales e ideológicas. En este sentido, su trabajo proporciona herramientas conceptuales fundamentales para interpretar las estructuras profundas del entorno construido y promover una reflexión arquitectónica más crítica y consciente.
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Imagen de portada ©Peter Eisenman House VI
Emilio Ambasz, Casa de retiro Cordoba ©Michele Alassio
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