Pensar – Ver- Imaginar, Theo Van Doesburg
El texto de Theo Van Doesburg “Pensar ver imaginar” fue publicado en el número 2 de la revista De Stijl en diciembre de 1918. En él, Van Doesburg describe tres etapas en la naturaleza del pensamiento: el abstracto puro, el concreto y el deformativo. Es ésta última, que conjuga la representación sensible-asociativa con el concepto, la que considera adecuada para la producción artística. El deformismo se revela en varias producciones artísticas, desde el neolítico hasta la obra de Vincent Van Gogh.
Theo Van Doesburg: pensar, ver, imaginar
El desarrollo de las artes visuales está determinado por el afán de contemplar.
Los viejos plásticos revelaron la urgencia de contemplar a través de una relación vivida de la naturaleza.
La nueva plasticidad revela la urgencia de contemplar a través de una relación visual vivida.
Es un punto de vista erróneo identificar la esencia del pensamiento con la contemplación, así como es un punto de vista erróneo de la contemplación identificarla con imágenes sensibles de la naturaleza. Esta última es una concepción de origen clásico y romano, contra la cual salió a la palestra el protestantismo (iconoclasia).
Hay tres etapas en la naturaleza del pensamiento: 1o. pensamiento abstracto puro: pensar por pensar; 2o. pensamiento concreto: pensar para contemplar y 3o. una etapa entre las dos: el pensamiento deformativo.
En el pensamiento puramente abstracto, cualquier percepción sensorial asociativa (naturaleza) está ausente. Esto reemplaza la relación conceptual. Esto puede verse como una figura exacta (matemática), como se usa en matemáticas. También como número. En estas figuras se expresa el concepto, el contenido del pensamiento puro. En este caso, en el que el contenido del pensamiento conceptual puro llega a la plasticidad, ya se puede hablar de una intuición plástica.
Llamo pensamiento concreto pensamiento en el que está implicada una representación según la percepción sensorial-asociativa, p. una imagen de memoria, que carece de comprensión y por lo tanto no aparece.
Llamo pensamiento deformista al pensamiento en el que se trata de una representación —incluso como imagen del recuerdo— pero en el que esta imagen es afectada por el concepto y distorsionada. Las imágenes sí tienen una asociación con los fenómenos concretos, pero se encuentran en un estado amorfo.
Aunque siempre debemos proceder más o menos especulativamente en el campo de la abstracción, tengo serias razones para asumir como verdad con respecto a las artes visuales que este último modo de pensamiento visionario corresponde a una representación onírica y que el carácter amorfo de estas ideas o representaciones mentales es causado por la influencia del acento emocional —emoción— sobre el concepto. Así que en este caso también podríamos hablar de pensamiento emocional.
La razón seria por la que acepto como verdades estos tres estadios de pensamiento en relación con las artes plásticas radican en que estos tres estadios de pensamiento los encontramos proyectados en las artes visuales, más precisamente en el arte. En segundo lugar, porque el desarrollo de mi propia imagen se ha movido a través de estas tres etapas durante un período de veinte años.
Cualquiera que haya buscado la verdad en el campo visual encontrará, individualmente, este desarrollo del pensamiento proyectado en la obra de su vida, de la misma manera que este desarrollo se ha manifestado en el arte en general.
En la historia del arte este desarrollo no sigue un curso regular y quizás tampoco lo tenga en el individuo, pero esto no altera el hecho de que estas tres etapas del pensamiento puedan señalarse en la plástica.
La forma de pensar ordinaria, concreta o prosaica, se revelaba en el arte, que representaba; Tomemos el arte de Van der Helst como ejemplo (la cuestión de si la representación es simplemente arte no se discute aquí). Esta etapa del pensamiento humano se refleja en el arte fisioplástico desde la cultura paleolítica hasta nuestros días.
El modo de pensar deformista, en el que intervienen tanto la representación sensible-asociativa como el concepto, pero en el que ni lo uno ni lo otro se dan de forma definitiva, se revela con muchos matices en la mayoría de las obras del arte ideoplástico de la cultura del Neolítico hasta Van Gogh, etc. Esta etapa del pensamiento parece ser particularmente adecuada para la producción artística, lo que al mismo tiempo significa que en el arte el concepto es decisivo.
El pensamiento puro, en el que no hay concepción según los fenómenos, sino que en su lugar aparecen el número, la medida, la proporción y la línea abstracta, se manifiesta en forma de concepto —como racionalidad— en la filosofía china, griega y alemana, y en el modo de belleza en los nuevos plásticos de nuestro tiempo.
El artista piensa en proporciones visuales. El pintor en el color, el escultor en la forma, el arquitecto en las relaciones espaciales. Puede ser que estas proporciones estén asociadas con la representación natural, pero esto indica la etapa del pensamiento y la calidad del impulso intuitivo afectado por ella.
Como no todos los hombres se encuentran en la misma etapa de pensamiento, es evidente que, en la medida en que el desarrollo del pensamiento se refleja en el arte, se pueden señalar obras en nuestro (y quizás en todos) tiempos que proyectan una de estas tres etapas. de pensamiento La cuestión de en qué etapa del pensamiento se encontraba.
Theo Van Doesburg
Bibliografía: Van Doesburg, theo “Denken – aanschouwen – beelden” De Stijl Jaargang 2 Nummer 2 December 1918, 23-24
Foto de portada: Vincent Van Gogh, Vue de l’asile et de la Chapelle de Saint-Rémy Fuente: Commons.Wikimedia.org
Fotografía interior: Theo Van Doesburg, Woman in landscape, 1903 Fuente: en.wikipedia.org